25 de octubre de 2010

Amiguita, amiguita..

Sí, era aquella amiga de la infancia, la misma que me confesaba sus más íntimos secretos, el angelito del grupo, la que siempre callaba esbozando su linda aunque falsa sonrisa, la ingenua.
¿Qué fue lo que pasó? Fácil ¿no? Sencillamente, ella se cansó  de ser la indefensa y la que todo callaba.
Se convirtió en lo que realmente sentía, quería  ser ella misma, solo eso, expresar sus verdades y silenciar a los bocazas, dejar de lado a la cría ingenua a la que todos estaban acostumbrados.
Siguió su camino y creció. Con ella crecieron sus ilusiones y sus problemas, pero los miedos se siguieron estancando.
A pesar de todo, se sentía fuerte, ya no era la niñata dulce, callada, llorona, frágil, mimada y amargada, no, ya no, por fin había aprendido a ser mayor… Seguía siendo dulce pero en los justos momentos, lo de callada lo dejó para los entierros porque en lo demás jamás volvió a silenciar sus labios, los lloros solo eran un intento de petrificar por un instante la carcajada que la invadía, su fragilidad se quedó en su cuerpo convirtiendo su carácter en la mayor de sus armas, ¿mimada? hace tiempo que no sabe el significado de esa palabra, simplemente la olvidó en cuanto abandonó las llaves bajo aquel felpudo, y, amargada, bueno supongo que hay momentos en los que es inevitable serlo.
Sí, querida amiga, la vida es muy perra y nunca te pide perdón, por ello tu no has de perdona ha aquellos que te hicieron mal, se arrepentirán, sencillamente porque la conocida conciencia no les dejará descansar en la tan relativa paz.

1 comentario:

  1. hechale un vistazo a este, es de una amiga.
    http://abusodelaspalabras.blogspot.com/

    Héctor

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