Desgraciada.

Sí bueno, está muy bien soñar, lo malo es cuando te despiertas de ese sueño y ves toda la realidad. Que ¿qué es lo que ocurre? ¡Te das la ostia del siglo! Te das cuenta de que todo lo que habías vivido tan solo era una mentira, el fruto de tu imaginación, sí, eso es, de tu vendita mente…

Ni si quiera sabes cómo has de reaccionar, no te salen lágrimas, pero tampoco estás triste y mucho menos te dan ganas de reír, simplemente te quedas paralizada pensando el por qué. Lo jodido es que por más que reflexionas no llegas a ninguna conclusión, lo que conlleva a cabrearte más contigo misma y con los demás. Sin ni siquiera quererlo lo pagas con aquellos que nada tienen que ver, otra forma genial de perder a esas personas que siempre estuvieron ahí para verte sonreír o para devolverle el brillo de tus ojos.

Llegado este punto, es cuando te das cuenta de que tú solita te has destrozado la vida, quien ha jugado con los sentimientos y las mentiras solo has sido tú, quien ha abrazado la esperanza hasta agotarla has sido tú, quien ha llorado al vacío has sido tú y solo tú. SOLA. Te encuentras sola. Sin nadie que ayudarte ni entenderte. Ya no te preguntas si lo mereces, únicamente lo asumes, ahora sí estás en tu lugar, este era tu verdadero sitio, el que realmente te correspondía, la persona que más lo merecía eras tú. Ya no te imaginas ser otra, la costumbre de sentirte como una mierda te ha arrastrado a serlo.